CREEMOS EN NUESTRAS TIERRAS

En Bodegas Lambuena sabemos de la importancia de los suelos en la elaboración de vinos de alta calidad y ponemos mucho interés en conservar viñedos viejos, y con ello, las características de calidad de la Ribera del Duero.

En nuestras más de 70 hectáreas de viñedo propio contamos con diferentes tipos de suelo a diferentes altitudes que van desde los 850 hasta los 900 m de altitud donde la climatología en las noches de invierno llega a alcanzar los -8ºC.

Los diferentes tipos de suelo son; arcilloso, calcáreo, limoso y arenoso. Cada tipo de suelo aporta diferentes colores, aromas, sabores y sensaciones a los vinos y es lo que hace que sean únicos.

La sabia combinación de las uvas procedentes de las diferentes parcelas es lo que nos permite conseguir la excelencia de nuestros vinos con el carácter de la Ribera del Duero.

TIERRA ARCILLOSA

Con algunos bancos de arena es un suelo fértil, que está en ladera, alto y soleado.

Aquí la uva es muy completa, presenta altos niveles de antocianos y polifenoles, excelentes atributos para la uva, que produce vinos de acidez moderada y alta graduación.

TIERRA CALIZA

El calizo se encuentra en zonas más frescas y altas, de altitud 850 m.

Las uvas son algo más pequeñas, pero más ricas y jugosas, con alto contenido en hierro, con un ph bajo y muy pobre a nivel sustrato. Estas uvas combinan muy bien con las uvas de menor acidez de los suelos arcillosos, esta unión hace los vinos más equilibrados, siguiendo una estrategia de poca intervención en los mostos.

TIERRA LIMOSA

Fruto de sedimentos de ríos en épocas pasadas, son suelos muy ricos, con una acidez y ph compensados.

En este terreno obtenemos nuestros vinos más jóvenes, menos complejos y de crianzas más cortas. Normalmente el tamaño de las bayas suele ser mayor al ser tierras más frescas.

TIERRA ARENOSA

Este tipo de terreno suele ser bastante pobre y el viñedo tiende a producir uvas con una piel mucho más fuerte y gruesa, más pequeñas y con unos niveles de concentración mucho mayores. Los racimos suelen ser poco apretados y pequeños.

En nuestras parcelas este tipo de suelo tiene un fondo arcilloso y calcáreo, lo que le ayuda a mantener la humedad. Todo esto le aporta a los vinos una gran complejidad, mineralidad e incluso ciertas notas balsámicas y salinas.